¿De qué se trata la normalidad? Estuve pensando sobre ella y llegué a una conclusión. En realidad son dos, pero mutuamente excluyentes. La primera es que realmente no llego a entender la utilidad de esta palabra y que por ello me parece algo absurda. La segunda es que, de plano, no soy muy normal. Quizá no sean conclusiones mutuamente excluyentes; quizá sean consecuenciales: la primera como consecuencia de la segunda.
¿Qué significa ser raro? ¿Qué significa ser normal? ¿Cuáles son las implicaciones prácticas de ser uno u otro? Luego, surgió una nueva interrogante. ¿Qué es ser normal para mí? Entendiendo la obviedad de que estoy conmigo todo el tiempo, normal —para mí— es lo que hago yo; normal es ser yo y por ende, mostrarme así, así como soy.
En mi cabeza, es normal cantar canciones en lugares públicos cuando hay una canción que lo amerita. Normal es pasar la vida cantando alguna cosa inclusive si no hay una canción de fondo. Para mí, es absolutamente normal poner música en el carro y bajarme a bailar en algún callejón. Para mí, es totalmente normal haber incluido en mi ritual matutino la activación de mis 12 centros energéticos. Sobre este último tema, alguien me preguntó el otro día que cómo podía creer en eso. Aparentemente, no es una creencia muy normal.
¿La normalidad se trata de un concepto específico que varía de persona a persona o es algo bien definido? Todo esto va un paso más allá de lo evidente. No es que no entienda el concepto de normalidad que se usa tan recurridamente, sólo pretendo navegar un poco más profundo. Es un tema interesante.
Estos dos conceptos —normalidad y rareza— representan ideas socialmente aceptadas y preestablecidas o sus ideas contrarias, respectivamente. Pero sólo son eso. Ideas. Ideas que hemos asumido y que se han quedado muy, muy grabadas. Tanto que hemos adquirido el hábito de caracterizar con estas casi de manera indiscriminada, casi sin análisis previo. Ahí está el quid del asunto. Parece que la crítica ocurre cuando cierto comportamiento de un cierto alguien no coincide con el nuestro. Entonces, ¿son conceptos bien definidos y prestablecidos o juzgamos como raro lo que no se ajusta a lo que somos, como individuos —y no como sociedad—?
Lo chistoso del asunto es que estoy segura de que todos hacemos cosas raras cuando estamos solos. Algunos nos sentimos cómodos haciendo rarezas en público también, pero eso es otro tema. Hay esta frase que me gusta mucho que dice que “somos lo que somos cuando nadie nos está viendo”. Ponte a pensar. Ponte a pensar en todo lo que dejas de hacer en público porque podrías caer en la categoría de raro o rara. Y no estoy hablando de meterte el dedo en la nariz, sino de vivir. Vivir, pero enserio. Vivir libremente, sin pensar en el fatídico qué dirán.
Ojalá que ese inminente “qué dirán” te sorprenda haciendo lo que te prende y no lo que complace.
Ojalá que estas dos palabras en cuestión se vuelvan tan neutrales que nunca más tengamos que describir a nadie con ellas.
Entiendo que es mucho más fácil decirlo que hacerlo; al fin y al cabo, sí que vivimos en una sociedad. Sin embargo, siempre —pero enserio, siempre— vas a encontrar personas que encuentren esas rarezas como algo normal o como algo interesante. Siempre va a haber quien entienda que eso es parte de tu magia y que por tal razón vale la pena tenerte cerca. No me gusta la expresión “vale la pena”, suena a sacrificio. Lo que quiero decir es que hay gente que empata tu rareza y normalidad.
De verdad. Hubo una época en la que decidí dejar de usar shampoo. Lo sustituí por sábila. ¿Raro? Totalmente. ¿Funcionó? Claro que no. El otro día un amigo me recordó este suceso. Me dijo que si no se asustó con esto, tampoco lo haría con mis temas esotéricos. Eso es lo cool de todo esto. El Universo —la vida, las circunstancias o en lo que tú creas— se encarga de presentarnos a personas que vibren como nosotros. Yo pude dejar de lavarme el pelo y aún tuve gente maravillosa cerca.
¿Qué es ser raro y qué es ser normal? Ojalá estas definiciones se vuelvan obsoletas porque representan cajas muy chiquitas y muy, muy cuadradas como para tratar de meter a alguien en ellas. No estamos acá para que nos metan en cajas de ningún tipo.
¿Qué opiniones merece todo este asunto? Espero que te haya gustado la carta de hoy y espero también que te deje pensando, aunque sea un poquito.
Un hermoso inicio de semana!!!! Te mando un besote!!!
Cheerio!!!🪁
-Maricruz.